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En los últimos años, hemos presenciado, sin duda, un renacimiento de las ideas de María Montessori, así como del Enfoque Reggio; por lo tanto, participar en el Erasmus+ de Florencia, “The Child First: Montessori, Reggio Emilia System and Contemporary Approaches to Pre- School Education», ¡no se podía presentar más interesante!

 

Durante 6 días en Europass Teacher Academy de Florencia, varias maestras de Educación Infantil e integrantes del Departamento de Orientación hemos trabajado con los materiales Montessori, visto los espacios y clases, profundizado en la pedagogía que subyace al método y aprendido diversas técnicas para llevar al aula. Y hemos profundizado en el Método Reggiano que ya tuvimos ocasión de conocer en varios centros educativos de Reggio Emilia, el curso pasado.

 

La experiencia fue compartida con profesores de otros países, lo cual supuso un gran enriquecimiento para nosotras; ver otras formas de trabajar, de hacer y reflexionar sobre los pros y los contras de cada estilo educativo en el aula, es importante.

Es necesario, a veces, hacer una parada en nuestro trabajo y ver qué podemos cambiar para implementar aquello que es posible y nos ayuda a mejorar.

 

El concepto de “mente absorbente” de María Montessori, permite al niño construir su identidad en relación con el entorno en el que vive, es la piedra angular de su método. En los primeros seis años, todo es absorbido por el niño; en estos primeros años de vida la curva del aprendizaje es inconsciente pero milagrosa.

 

Significa que el niño es capaz de absorber todos esos códigos de comportamiento y habilidades sociales que son esenciales para formar parte de la comunidad en la que vive, comenzando por el lenguaje. Cuando los adultos aprenden, el proceso es mucho más consciente, y podemos decir que la información con la que entran en contacto se reelabora a través de su experiencia, sensibilidad y personalidad.

 

Los niños ABSORBEN la información, los estímulos con los que entran en contacto, y el proceso es inconsciente; por lo que nuestro objetivo como educadores es ofrecer la mayor calidad posible de estímulos, especialmente a través del entorno y los materiales. Nuestro papel puede resumirse en tres puntos:

  • el primero es prepararnos para actuar con conciencia, lo que significa entender y respetar las necesidades del niños,
  • y los dos puntos siguientes se centran en nuestro papel en la creación de un entorno apropiado para el niño y en proponer las actividades adecuadas:
    • proporcionar el mejor estímulo posible en el mejor momento,
    • y proporcionar el entorno adecuado para asegurarnos de que el niño pueda desarrollarse al máximo.

 

Es por eso que el “ambiente preparado” y las actividades adecuadas son tan cruciales en los primeros seis años de vida de un niño. El niño absorberá todo el estímulo que provenga de todo lo que ve, toca, huele, experimenta, escucha… Así que debemos procurar que los estímulos sean de la mejor calidad posible.

Entonces: no a la sobreestimulación, sí a las diferentes actividades, música de alta calidad, manifestaciones artísticas hermosas, un ambiente limpio y ordenado, material con un solo elemento que destaque, lenguaje claro y correcto (no utilizar un lenguaje infantilizado), nombres científicos para denominar las plantas, los animales…

 

Los estudios de la neurociencia, en la actualidad, prueban que María Montessori, tenía razón. Los científicos descubrieron la sinaptogénesis. Este rápido crecimiento de la sinaptogénesis, juega un papel fundamental en el aprendizaje, la formación de la memoria y la adaptación temprana en la vida. Aproximadamente a los dos o tres años de edad, el número de sinapsis alcanza un nivel máximo. Pero poco después de este período de crecimiento sináptico, el cerebro comienza a eliminar sinapsis que ya no necesita. Una vez que el cerebro forma una sinapsis, puede fortalecerse o debilitarse. El proceso, podríamos decir que sigue el principio de “úsalo o piérdelo”. Las sinapsis que están más activas, se fortalecen y las que están menos activas se debilitan y finalmente se podan.

La estimulación constante hace que las sinapsis crezcan y se vuelvan permanentes.

El aula debe estar cuidadosamente organizada, tanto desde un punto de vista físico, en términos de disposición, como desde un punto de vista conceptual, en términos de uso progresivo de materiales, y ordenada, para permitir que la “mente absorbente” del niño introduzca el orden externo.

 

El espacio es, generalmente, grande y acogedor, luminoso, los muebles que hay en el aula, se consideran herramientas educativas indispensables: estanterías de madera, poco profundas para la visualización del material y para que el niño tenga acceso de forma autónoma al material elegido y después devolverlo a su lugar. Un lavabo, necesario para el trabajo de “vida práctica”. Los muebles son elegidos por el maestro según su gusto y sensibilidad, por eso cada clase Montessori es diferente de las demás.

 

Cada clase, sin embargo, está organizada en áreas temáticas, generalmente definidas y divididas por la posición de las estanterías. Cada área contiene los materiales y objetos educativos, prácticos o estructurados que permiten al niño trabajar en un área temática específica. Las diferentes áreas temáticas no se organizan al azar, sino que siguen la regla de conexión: los objetos se proponen de tal manera que sea más fácil para el niño descubrir las similitudes entre áreas, usarlas y reordenarlas.

 

En general, los espacios fuera del perímetro del aula, como el pasillo, baño, hall de entrada… también se utilizan para organizar áreas temáticas; no solo para aprovechar al máximo el espacio disponible, sino para crear más oportunidades de movimiento destinadas a actividades operativas que involucran el control del espacio en el que “vive”, desarrollando así en los niños y niñas un sentido de seguridad y pertenencia.

 

En cuanto a los materiales Montessori, son materiales de vida práctica, relacionados con el cuidado de la casa y de la persona, materiales sensoriales, relacionados con el desarrollo de los sentidos y materiales culturales, relacionados con el lenguaje, las matemáticas, geometría, botánica, geografía, educación artística y musical.

 

De cada material hay, intencionadamente, un ejemplar, para que el niño aprenda a esperar hasta que otro haya terminado de usarlo para que sea estimulado al ver a otro compañero, cómo lo usa… La elección libre del niño, por lo tanto, está intencionadamente limitada, ya que Montessori había observado, y hoy la neurociencia lo confirma, que ofrecer demasiadas opciones solo genera confusión y no despierta el interés ni desarrolla la atención y concentración. De hecho, la maestra muestra al niño las actividades secuenciadas y las formas precisas de usar el material elegido por el niño. Luego se deja al niño actuar libremente durante el tiempo que quiera, mientras practica el uso del material.

 

En Montessori no se prevén interrupciones de ningún tipo en los ciclos de trabajo en los que se organizan las actividades del niño, o se intenta evitarlas.

 

Con respecto al enfoque Reggio, los principios más característicos del Proyecto Educativo son los siguientes:

 

El niño, como ser humano, decía Loris Malaguzzi, posee cien lenguajes, cien formas de pensar, de expresarse, de entender, de encontrarse con el otro… Los cien lenguajes son una metáfora del potencial extraordinario de los niños, de los procesos cognitivos y creativos. Es responsabilidad de la educación de los primeros años, valorar todos esos lenguajes verbales y no verbales, dándoles igual dignidad. Los talleres que se encuentran en cada escuela son esenciales en el proceso de expresar los cien lenguajes.

 

Los niños son protagonistas activos de sus procesos de crecimiento y desarrollo y están equipados de un potencial extraordinario para el aprendizaje y el cambio, con múltiples recursos afectivos, sensoriales e intelectuales que se expresan en un intercambio incesante con el contexto cultural y social.

 

Los padres desempeñan un papel fundamental en el enfoque Reggiano, favoreciendo los procesos de integración; los niños tienen oportunidades de crecimiento en la escuela y en la familia, siendo ambos, entornos que forman parte del mismo viaje hacia el crecimiento.

La escucha activa que aumenta la conciencia y la sensibilidad hacia los escenarios culturales y sociales, es otro principio fundamental.

 

La documentación, la planificación de la acción educativa, la evaluación tanto del proceso de enseñanza como del proceso de enseñanza, son otros elementos esenciales de la experiencia educativa. El entorno escolar también es una parte fundamental de este enfoque; tanto,
que se considera un tercer maestro.

 

Muchos espacios en la escuela están divididos por separadores transparentes, para recrear un espacio que fomente el movimiento y el intercambio con los otros. En cualquier caso, los entornos deben ser agradables, para que hagan sentir a los niños, a los educadores y a los padres como en casa. El espacio al aire libre es fundamental, como lo son los talleres de las escuelas que se centran en muchas habilidades diferentes: explorar con la luz, explorar con los materiales naturales como la arcilla, etc.

Las herramientas más poderosas de los maestros son las preguntas.

 

El maestro acompaña a los niños en sus procesos de descubrimiento y aprendizaje, fomentando la reflexión.

 

Hemos querido compartir con vosotros algunas pinceladas de lo que hemos vivido esta semana en Florencia. Queremos agradecer a la Dirección del Centro y al Equipo de Erasmus+ que hayan hecho posible que tuviéramos la oportunidad de participar en el Programa.

 

Hemos disfrutado mucho preparando nuestros proyectos previos al viaje y también allí en Florencia, con la parte que nos tocó elaborar y presentar. La acogida de nuestro trabajo por parte del centro anfitrión y de nuestros colegas europeos, fue extraordinaria. También queremos agradecer a nuestra profesora Cristina Salvatori de Europass Teacher Academy, su paciencia, su entrega y su dedicación a la formación de profesores de toda Europa.

 

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